Me presento, soy Fran Peña. A principios del mes de Junio nos desplazamos a Cazorla con amigos y compañeros de mi club, Omeyas Trail, para disputar la V edición de la Ultra Bosques del Sur. Algunos harían la ultra con un trazado de 99km y 4300+ y otros, en el que me incluyo, la Maratón de 50km con 2500+.
Debo decir que mi inscripción, allá a principios de febrero de 2022, no fue para nada meditada y analizada, y fue más fruto del impulso y las buenas sensaciones que poco a poco iba adquiriendo lo que me hizo pensar…. por qué no?, me siento bien, estás avanzando y aún queda mucho recorrido hasta el día de la prueba….
Además, este año, que llevo participando en numerosas carreras, intento disfrutarlas al máximo, lo que te permite desconectar del ajetreo diario, y echar ratos divertidos entre los nervios previos a la carrera, durante la misma, y, sobre todo, saborearlas una vez cruzada la meta, departiendo las experiencias y sensaciones que cada uno ha tenido. Todo ello independiente del resultado que, a final, es de cada uno, su reto personal, que te alegra o frusta, según tus objetivos iniciales.
Son estos pilares los que me mueven a participar en las carreras y ésta, en especial, por todo lo que la rodea. La localidad se engalana para la ocasión, los habitantes se involucran para que no nos falte de nada, y la organización es espectacular. Todo esto además pude percibirlo, aunque en la lejanía, ya en Marzo, en las ediciones Peque, Mini, y Media Maratón, donde también compañeros y amigos participaron, y nos trasmitían sus fantásticas experiencias en Bosques del Sur.
Entrando en materia… aterrizamos el Viernes 3 de Junio en Cazorla, en dirección a la Iruela, justo a los pies de su imponente Castillo. Ya la cabeza comenzaba a deambular porque la subida a dicho castillo era uno de los tramos finales cuando ya tienes 46kms en las patas.
Bajamos a por el dorsal y se palpa el ambiente: banderolas por las calles y plazas principales de Cazorla, photocall espectacular con el Castillo de la Yedra a los pies del Cerro de Salvatierra y, sobre todo, la zona de meta con las imponentes ruinas de la Iglesia de Santa María.
La jornada la terminamos con los amigos y compañeros de Club (Luis, Antonio y Lola, Manolo y Luisa y Natalio) degustando la gastronomía del lugar y haciendo tiempo para inmortalizar la salida de los corredores de la ultra, fijada a las 00:00hr, con la participación de dos de los nuestros, Natalio y Rafa, verdaderos monstruos. En nuestra retirada, quedó en la retina ver, en la oscuridad, como línea zigzageante en el firmamento, los frontales destelleantes de los ultreros de camino ascendente hacia la torre de la cinco esquinas.
La Maratón tenía prevista la salida a las 8:00hr del sábado 4 de Junio. Como en la mayoría de las carreras toca madrugón, no se duerme lo que se debiera, y un café y tostá previa al corralito. Ya dentro de él nos juntamos (Antonio, Luisa, Manolo, Ponferrada y yo), fotos para inmortalizar el momento, saludos y deseo de buena suerte, también con compañeros de otros clubes amigos. Y ahora sí….
En la maratón participamos unos 450 corredores aproximadamente. La primera subida, de 10.5kms. tiene un desnivel de 1000+ y como tal se toma con calma, habida cuenta que el primer tramo, de 3kms, por el Cerro de Salvatierra hasta la torre de la cinco esquinas es muy lento por el apelotonamiento de corredores, haciendo difícil avanzar. Es un sendero precioso con una vistas espectaculares del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. Desde el primer avituallamiento (CagaHierro, km. 6), comencé a apretar y salvar algunos corredores hasta coronar el Collado del Gilillo.
Desde ahí hay un descenso en pista muy corrible donde pude seguir manteniendo ritmo hasta el segundo (Los Rasos, km. 15). En estos dos primeros avituallamientos se nota la presencia aún de un número importante de corredores, que hace que pierdas algo de tiempo, aunque se aprovecha para descargar líquido y tensiones.
El siguiente tramo, de 10kms se ascendió por un sendero hacia la pista de Rollo Amarillo, y desde allí hasta el siguiente avituallamiento (Los Habares, km25). En este sector mantenía las buenas sensaciones y con ritmos generosos que me permitió adelantar posiciones. Es un tramo poco técnico y, si bien es espectacular en cuanto a paisaje, se hace en momentos muy largo, aunque debo reconocer que me vino bien este tipo de trazado ante la pérdida de confianza que llevo arrastrando en descensos ante las continuos esguinces sufridos, uno de ellos en esa misma semana.
Llegamos al ecuador de la carrera y comenzamos una subida realmente dura (Jorro de los Habares) de 2kms. con más de 400+ para coronar la subida a Pollos de la Mesa. Los entrenos de desnivel se notan en estos trazados, y ciertamante me sentí con fuerza hasta coronar la subida, descargando piernas en el larguísimo descenso, primero en pista hasta el sguiente avituallamiento (Navas del Espino, km. 32 ), y de ahí al puente de las Herrerías. Este punto es realmente espectacular, con la gente animando. La fuente vino en el momento justo, para estirar, refrescarse y comienzar la penúltima subida (Puerto de los Arenales). En este tramo, durante todo el sendero las piernas y la fatiga comienza a hacer presencia, mitigada por el penúltimo avituallamiento (Fuente del Oso, km.38).
El descenso desde el Puerto de los Arenales hasta el Castillo de la Iruela es un sendero con piedras sueltas, y algo resbaladizo, en el que el cansancio acumulado pasaron factura en los isquios, que me obligaron a bajar con preacución, con alguna torcedura de tobillo incluida. En su descenso hicimos grupo con algunos corredores acalorados norteños (si vinieran a Córdoba en verano…), haciendo piña, compartiendo cansancio, caídas y algunos calambres, aparte de algunas charlas distendidas (teníamos ganas después de casi seis horas…).
Y al fin llegamos al último de los avituallamientos, La Iruela (km. 46), a los pies del Castillo, antes de afrontar la subida. La escalinata de ascenso al Castillo y las rampas hasta la Ermita de la Virgen de la Cabeza se hicieron interminables. La espectacularidad del sitio, vigilando a sus pies Cazorla, no se percibe en ese instante, pero queda inmortalizado en las fotografías de poscarrera.
El descenso, apenas sin fuerzas, por el sinuoso callejero cazorleño, arropado entre aplausos y ánimos, culminó con la entrada a una albarrotada Plaza de Santa María en cuyo fondo, unos peldaños, te alzaban a la recta de meta. Puños cerrados, y terminada.
Personalmente terminé con buenas sensaciones en carrera, con un tiempo de 6hr y 34min. que me auparon al 107 en la general y 61 en mi categoría. Pero por encima de ello, que es en su mayor parte la consecuencia del entreno, me quedo con los momentos poscarrera.
Ver entrar a cada uno de mis compañeros, los héroes ultreros Rafa y Natalio, y los no menos Antonio, Ponfe, Rafa y su mujer, Manolo y Luisa, fue de alegría compartida. Juntos alargamos la jornada con un buen puñado de cervezas, comida y vino…Qué es una carrera sin esto…
Agradecer en todo momento el apoyo recibido por familiares, amigos, en especial a Luis, y compañeros, que seguieron nuestra carrera, y entre los que se encontraban algunos compis preparados para afrontar la carrera vecina de El Yelmo, en la jornada del Domingo.
Disfrutamos y sufrimos a partes iguales de una carrera y de un fin de semana espectacular.
Fran Peña