CCC-UTMB 2021

Escuché hablar de la UTMB bastante antes de empezar a correr por montaña. Mi amigo Jorge, el que me metió el veneno del correr, primero para hacer una maratón de asfalto y posteriormente para ir haciendo carreras de ultradistancia, ya la había corrido en 2015 y 2016, en su versión CCC, y en 2017 la versión UTMB. Una carrera alrededor del Mont Blanc por los Alpes que pasa por Italia, Suiza y Francia. Paisajes espectaculares y ambiente increíble ¡Había que hacerla algún día!

El proceso para poder hacerla no es fácil, primero hay que tener los puntos ITRA necesarios para poder apuntarte al sorteo y luego que te toque, los puntos los conseguí para la edición de 2019 pero no hubo suerte en el sorteo. En 2020 me pasó lo mismo, mantenía los puntos pero no me tocaba, el sorteo se realiza en diciembre del año anterior y en ese momento las reglas decían que si no te tocaba durante dos sorteos entonces ibas directamente al tercer año, así que en 2021 era seguro. Pero llegó la pandemia y la edición de 2020 fue suspendida por lo que la posibilidad de que tocase en 2021 ya no estaba tan clara. Los que tenían dorsal en 2020 tenían la posibilidad de ir en 2021, 2022 y 2023 así que la regla de ir directo al tercer año se convirtió de nuevo en un sorteo. Se ve que con la pandemia hubo mucha gente que se lo replanteó y esta vez sí me tocó dorsal, así que efectivamente en 2021 tocaba.

La UTMB se desarrolla durante la última semana de agosto y se organizan 7 carreras, por lo que desde el lunes ya hay gente “corriendo” por los Alpes. La reina de las carreras y la que lo originó todo es la UTMB, una carrera de 170 km que circunscribe el Mont Blanc partiendo del pueblo de Chamonix. Posteriormente surgió la CCC (Courmayeur,Champex-Lac , Chamonix), a la que se le llama la hermana “pequeña” con algo más de 100km, 6100+ de desnivel y 2000 corredores,  cuyo recorrido coincide prácticamente con los últimos 100 km de la UTMB. Esta es la que iba a hacer.

Nos planteamos que nuestro viaje de vacaciones de este año sería ir en coche hasta Chamonix, parando primero unos días en Pirineos (con la excusa de hacer algún que otro entrenamiento) y de camino a los Alpes, seguir conociendo alguna ciudad del sur de Francia, así que mentalmente hasta el día de antes de llegar a Chamonix no estaba muy metido en la carrera. Eso sí, en el momento que pisas Chamonix la inmersión es total, como ha habido carreras que han salido los días previos, cuando llegamos (el miércoles) hay corredores llegando a meta con todo el mundo en las terrazas y bares aplaudiendo. Encima, nada más dejar las cosas e ir a dar una vuelta, nos topamos con Luis Alberto Hernando al que le pedimos una foto que muy amablemente se hace (no lo he comentado, pero en Chamonix nos quedamos en el mismo apartamento junto con Yokin y Pilar, Yokin también va a hacer la CCC aunque es su caso será la segunda vez que la haga).

Con el maestro Luis Alberto

En fin, que a partir de ese momento empieza el cagómetro (como dice Chito) a subir de forma alarmante. Este 2021 con las pocas carreras que se han celebrado, ha sido muy raro para mí, suelo aprovechar las carreras para ponerme un poco más en forma, y como solo he hecho una carrera (la de Villafranca, que no es precisamente una ultra) tengo muchísimas dudas de si podré terminar la carrera o no. Encima, los grandes entrenamientos que planteaba con Miguel o Mago, de hacer tiradas de 25 km o así, se veían siempre reducidas a 15 km o poco más porque decidíamos que ya estaba bien de entrenar. Cómo veis había preparado la carrera concienzudamente (modo irónico ON).

La carrera es de autosuficiencia, lo que significa que hay que llevar un montón de material de forma obligatoria, si te hacen un control y te falta algo te descalifican. Encima en otras carreras de esa longitud, suele haber una bolsa de vida en un avituallamiento intermedio, en la que puedes meter material y recogerlo ahí (prendas para pasar la noche y cosas así) pero en este caso no lo hay, por lo que todo lo que te quieras llevar tienes que llevarlo encima desde el principio. Justo el día de antes nos envía un sms la dirección de carrera diciendo que se activa el kit invernal, porque en las cumbres de los puertos hace bastante viento y poca temperatura, eso implica llevar otra prenda más de abrigo, una tercera capa tipo forro polar o similar, más peso y sobre todo una joroba considerable por mochila.

Los americanos dicen las carreras de ultra distancia son concursos de comer y beber con paisajes entre medias, así que hago mía esta frase y me planto el día de la carrera pensando en llegar al siguiente avituallamiento, disfrutar el paisaje y cuando llegue, evaluar como voy y si podré llegar al siguiente. 

Para llegar a la salida cogemos un autobús en Chamonix que nos lleva a Courmayeur cruzando el túnel del Mont Blanc, el autobús hay que cogerlo sobre las 6:30 cuando mi salida es a las 9:30 (Yokin sale a las 9:00 que para eso tiene mejor índice ITRA que yo), el autobús nos deja sobre las 7:15 y nos ponemos a deambular por la zona de salida, desayunamos algo con el consiguiente sablazo italiano y nos buscamos un hueco para sentarnos (dentro de un edificio, que fuera hace fresquete). A mí estas horas muertas antes de empezar siempre me han resultado muy incómodas, por una parte, porque con los nervios no puedes dormir ni descansar, por otra porque estás deseando salir, pero también desando que no llegue el momento de la salida. 

A punto de tomar la salida

Pero como todo, la hora de la salida llega sin remedio, he visto la salida de la élite a las 9:00 y ahora ya me he puesto en modo carrera y con ganas de salir así que sin darme mucha cuenta ya son las 9:28, saludo a Pilar que me desea suerte (ha venido a vernos salir y ahora vuelve para asistir a Yokin en otro avituallamiento) y salimos.

El primer tramo son unos 14 km, los 9 primeros es una ascensión hasta el Tête de la Tronche en el que se suben 1400+ los 5 restantes son de bajada hasta el refugio Bertone, primer avituallamiento. Esta subida tiene la parte buena (para mí) que tampoco puedes apretar demasiado porque en cuanto sales del pueblo y coges sendero, no se puede adelantar y hay que ir en fila, en algunos puntos hay que apretar, pero en otros se producen parones, aunque el ritmo es bueno. Me llama la atención un punto en el que hay 5 personas puestas al lado del camino apuntando las zapatillas que lleva cada corredor, uno va cantando las que lleva y el resto lo anota. En este tramo llevo delante a un corredor español, lleva además la camiseta térmica que nos dieron en Genal, por lo que hablo un poco con él y me dice que vive en Málaga. Hablamos poco porque esto acaba de empezar y la carrera es muy larga. Sin duda este es uno de los tramos más bonitos, se mete por bosque y estas viendo el Mont Blanc durante bastante tiempo. 

Me acuerdo del encargo que me ha hecho Ángela y saco el móvil un par de veces para sacar alguna que otra foto. Una vez coronamos hay un chico con una especie de PDA pasándolo por el dorsal para recoger los tiempos, tiene a su lado una especie de capsula como de 2metros x 2 metros, posteriormente me enteraré de que son estaciones de radio que suben con helicóptero. Inicio el descenso y me sorprende gratamente que no es excesivamente técnico (que con lo cagón que yo soy bajando lo agradezco). Así que me planto en el primer avituallamiento, la evaluación de momento es buena, 0 molestias. Como algo de jamón (o similar) , relleno agua y sigo para el siguiente avituallamiento.

El siguiente tramo es hasta Arnouvaz, son 12 km en los que tan solo se suben 300+ y se bajan 400-, es una zona de toboganes en la que nos cruzamos con muchos senderistas, no obstante, todo el tema de la UTMB aprovecha la ruta senderista del Trail del Mont Blanc que se realiza en 6 o 7 jornadas. 

En este avituallamiento encima tengo premio, va a venir Paula con Diego a verme (no tengo ni idea de cuanto tiempo voy a echar en la carrera así que hemos decidido que mejor ese avituallamiento que otro más adelante). Así que hago el tramo trotando bastante rápido, menos cuando hay algo de ascensión, que tengo claro que lo voy a caminar prácticamente todo. Cuando estoy llegando, veo que hay autobuses (llegas desde arriba y tienes una panorámica muy buena ) así que aprieto un poco en la última bajada. Al llegar no hay ni rastro mi mujer e hijo, entro en el avituallamiento, pero no hay datos, así que llamo por teléfono, malas noticias llevan casi dos horas esperando en Courmayeur al autobús de la organización que los tiene que llevar a Arnouvaz pero no aparece. Le había dejado unos cuantos geles y algún sobre de isotónico para no ir tan cargado, compruebo donde llevo las cosas y de repente entro en pánico porque veo que solo llevo un gel. Falsa alarma, estoy buscando en el bolsillo equivocado, a última hora metí la mayoría de los geles en otro bolsillo, hago recuento y sólo tengo 4 geles y un sobre de isotónico que uso en ese momento. Apenas llevo 25 km y tendré que apañarme con eso, de todas formas, en todos los avituallamientos tienen isotónico, además de coca cola, agua con gas y comida. Me tomo un caldito, relleno agua y a seguir.

Este tramo vuelve a ser exigente, se sube hasta el Grand Col de Ferret (800+) en 5 km, luego un descenso hasta el siguiente avituallamiento en La Fouly. A esta altura de la carrera ya no hay colas en la subida (ni en las bajadas) así que salgo del avituallamiento y comienzo la ascensión, me marco mi ritmo, saco los bastones y a tirar, voy adelantando a gente (tampoco mucha, pero bueno) hace sol y se va bastante bien. A mitad de camino veo que hay pequeñas margaritas, ya las había visto en la primera subida, a Paula le encantan así que cojo una para dársela, espero que no llegue demasiado chuchurría. Cuando ya hemos subido unos cuando metros empieza algo de viento, pero como nos está dando el sol no hace frío ni nada. De momento la única molestia que tengo es el codo izquierdo, lo de no entrenar con bastones se nota, aunque encuentro la posición en la que me permite usar los bastones sin mucha molestia. Cuando corono y empiezo a bajar, ahí si se nota bastante el viento y el frío, aunque no como para ponerse la tercera capa que nos están haciendo portar, pero bueno. Me pongo los guantes (cuando llevo las manos frías no lo llevo nada bien, eso si, 20 minutos después de ponerme los guantes ya me los tengo que quitar porque han entrado en calor) y bajo, para mi sorpresa sigo corriendo las bajadas y como no son excesivamente técnicas no me está castigando las piernas. En mitad de la bajada hay otro punto de control, y tienen una manguera con agua, ya me he liquidado un bote y medio y me voy a parar a rellenar, pero veo que hay 6 o 7 corredores esperando y que el ritmo es bastante lento, así que decido seguir, es cuesta abajo y ahí siempre suelo beber menos. Por fin llego a La Fouly, esta vez hay que atravesar todo el pueblo antes de llegar al avituallamiento, como 2 km de asfalto, hay bastante gente animando, cosa que se agradece. En el avituallamiento aprovecho para mirar el móvil y veo los mensajes, tanto del grupo del club como de mensajes que me han ido enviando. Veo que Yokin va volando. Como un par de piezas de plátano, relleno y a seguir.

Panorámica coronando Col de Ferret

El siguiente avituallamiento es Champex-Lac, km 55 y donde dan comida caliente, es algo más de mitad de carrera. Este tramo es al contrario que los otros, comienza descendiendo unos 700-  para tener una subida de  550+ hasta el avituallamiento (subir a Santa Ana desde patriarca y llegar a lobos en mi comparativa con los entrenamientos). Aquí ya me había avisado Yokin, cuidado que hay una bajada muy buena y te entran ganas de apretar, es casi todo pista e incluso mete algo de asfalto pero luego toca subir y ya llevar unos cuantos kilómetros a la espalda. Pues como siempre, ni caso, voy rapidito a ritmo entre 5:30-6:30  hasta que empiezo a subir que vuelvo a sacar los bastones y al tran tran. La subida es bastante bonita por una zona de bosque en la que han tallado en los troncos figuras de distintos animales, el único problema, que he perdido la referencia de cuantos kms era la ascensión y en una marca del camino he creído ver que Champex-Lac está a 1,5 km, pasa esa distancia y sigo sin llegar, así que me impaciento un poco, hasta que llego.

El avituallamiento de Champex-Lac es el más grande, una gran carpa con un montón de mesas corridas con sus respectivos bancos. Se permite además la asistencia al corredor, es decir, puede entrar una persona de apoyo para asistirle, por lo que hay mucha gente. He llegado y todavía es de día (pensaba que iba a llegar sobre las 21:30 y he llegado como dos horas antes) pero lo primero que hago es prepararme para la noche, me pongo la camiseta térmica, las mallas y dejo cargando el móvil y el reloj. Al corredor que está enfrente le chapurreo en inglés que si no le importa echarles un ojo a mis cosas mientras voy a por la comida, antes de que termine ya me está haciendo gestos de que tire y no me preocupe, a estas alturas el idioma es lo de menos y todo se entiende. Me siento con mi plato de macarrones con tomate y queso (el plato también hemos tenido que traerlo cada uno) y de repente me entra una bajona considerable que me hace ponerme a llorar, un poco absurdo porque físicamente me estoy encontrando genial (ni yo me lo creo) y ya estamos a mitad de carrera, pero bueno, intercambio un par de mensajes con Paula y todo vuelve a la normalidad. Hasta la llegada al avituallamiento me he estado acordando del consejo que me dio Boni, “tienes que llegar a Champex-Lac con ganas de hacer un Jarapalos, que es lo que te queda”. Joder Boni, tengo ganas de la cerveza y de tirarme en el campo de futbol de Alahurin pero de empezar…. Vuelvo a mi planteamiento inicial, hasta el siguiente avituallamiento.

A partir de aquí lo que me espera son tres dientes de sierra, subir, bajar y avituallamiento, cada uno de ellos con entre 860 y casi 1000+. He decidido tomarme los geles en las bajadas (ya me tomé uno antes de la subida a Champex-Lac), antes de llegar al avituallamiento, con la idea de estar a tope en las subidas y que no se hagan muy mal.

De camino a esta primera subida se me empieza a hacer de noche y es hora de encender el frontal, además me he traído unos auriculares para ir escuchando algo de música por la noche ya que las vistas van a desaparecer.  El siguiente avituallamiento está en Trient, y este tramo es el más largo entre avituallamientos, cerca de 17 km, tiene bastante llaneo, incluso en bajada, hasta que comienzas a subir. Me doy cuenta de que me acabo de quedar sin un flask, ya iba notando que uno perdía agua y es que me he cargado la goma al beber y en cuanto se presiona un poco el agua se sale por la boquilla, bueno de noche beberé menos agua así que tampoco va a ser un drama ir con un solo bote hasta que termine la carrera. Cuando comienzo a subir lo hago con ganas, es una subida bastante tendida y “larga” en comparación con el resto, unos 6 km en los que se suben unos 800+ o así, me sigo sorprendiendo al ver la altura de carrera a la que estoy y que aún consigo trotar en la bajada a Trient.

Llego a Trient, he pasado la primera de las últimas tres subidas, y creo que es el primer momento en el que pienso que voy a conseguirlo y podré terminar. Entonces al ver los mensajes en el teléfono, tengo uno de Yokin, me dice que se retira, que se ha puesto muy mal, vomitando varias veces y que no le entra nada. Le digo que me espere (por las referencias que tenía pienso que va por el siguiente avituallamiento) recuperando y hacemos la última subida juntos tranquilitos para terminar, pero resulta que no, que ya se ha montado en el autobús en Trient y va camino de Chamonix. Toda la seguridad que tenía hace apenas un par de minutos se desvanece, encima justo enfrente (me he cogido un bowl de sopa y me he sentado a tomármela en una mesa en el avituallamiento) tengo a un corredor que está con la mirada de las mil yardas, la chica que tiene al lado (supongo que su pareja) está también que no sabe donde meterse ni que hacer porque tiene una pinta de abandono bastante seria. Decido terminarme la sopa rápido y seguir, mejor no darle demasiadas vueltas. Esta segunda subida parece sobre el papel más sencilla que la anterior según la chuleta que llevo, en realidad es más difícil, ya que el puerto son apenas 3,5 km y se sube casi el mismo desnivel que el anterior, pero no sé como lo apunté en su día que salgo bastante confiado.

A diferencia del puerto anterior, aquí prácticamente es dejar el avituallamiento y comenzar a subir, son rampas con mucha pendiente que zigzaguean bastante, el frontal del de delante te va cantando cuando gira el camino. Casi coronando tiene un punto de control para tomar el tiempo, se supone que no hay avituallamiento pero tienen agua y agua con gas, aprovecho para rellenar el único flask que llevo (pensaba que me lo había bebido entero pero en realidad está por la mitad). Comienzo el descenso  y tengo un par de momentos en los que me medio doblo el tobillo, el terreno no es muy técnico pero se ve que la cabeza empieza a estar en otro lado, intento concentrarme y no doblarme más. Ya casi llegando a Vallorcine se pasan por una pasarelas, me da la impresión de que están sorteando un precipicio con bastante caída pero como es de noche y el frontal te hace efecto túnel sigo sin problema.

Llego por fin a Vallorcine, penúltimo avituallamiento aunque en realidad lo que me queda es una subida y bajada a Chamonix, me veo con fuerzas ( he tardado unas dos horas y media en cada una de las dos últimas subidas y bajadas) y por primera vez me pongo a echar cuentas y veo que puedo estar entre la hora 20 y 21, aunque ya me han advertido de que esta parte es la más técnica de toda la carrera. Cojo un poco de caldo calentito y echo una mirada al móvil. Son las 2 de la mañana y está ahí mis asistentes virtuales. Mi mujer dándome ánimos, que ya me queda muy poco y voy muy bien, el gordo ya está dormido. Miguel que venga que no me queda nada. Irene me pregunta que como voy a lo que respondo que andando, que no voy a ir en moto ( se ve que debo de ir bien porque a esas altura aún tengo ganas de bromas). Ángela que queda poco, le digo que a ver si consigo llegar en la hora 20 y me dice que me deje de rollos que lo que hay es que terminar (no me imagino en ese momento la razón que tiene). Total, que tras tomarme el enésimo caldito salgo decidido a liquidarme la última subida disfrutando todo lo que pueda, que esto se acaba.

Ya tan metido en la noche, cada vez que salgo de un avituallamiento me da bastante frio, es cuestión de 10 o 15 minutos hasta que vuelvo a entrar en calor, tras el avituallamiento hay unos 3 km hasta que llegas al inicio de la subida, aprovecho y troto un poco, saco alguna foto nocturna con no muy buen resultado y cuando se ve que ya me estoy aproximando a la subida me encuentro con un pareja que está en su furgoneta camperizada, con música y luces discotequeras, me hacen bastante gracia y sigo unos 300 metros hasta que te topas con la subida, es de noche y se ve la serpiente de luces de corredores que están en ese momento subiendo, pese a ser de noche, ves que están demasiado arriba para la poca distancia que hay entre yo y ellos, va a ser una subida dura. Pero resulta que no es solo dura por el desnivel, sino que además es todo roca, me recuerda a la última parte de la subida a Santa Ana, la de los escalones de piedra, así pero durante 4 interminables kilómetros. Conforme subo pienso en los corredores de la UTMB (la de 170 km) que cuando lleguen aquí llevarán ya mas de 160 km en las patas, no quiero ni imaginarme las sensaciones que tiene que ser tratar de subir en esas condiciones. Intento no parar en ningún descansillo, me da la sensación de que como lo haga estaré un buen rato parado y lo que quiero es llegar. Por el camino se van apartando corredores, algunos se sienta en alguna piedra y otros simplemente se apoyan sobre los bastones, para variar la subida engaña, hay un par de momentos en los que piensas que has terminado para descubrir que todavía queda bastante, cuando he visto los registros en el garmin de la carrera, veo que en esta subido he estado tardando más de 20 minutos en hacer cada kilómetro. Al final de la subida la pendiente se suaviza, pero el camino sigue siendo todo piedras. Consigo coronar   Téte aux Vents, donde hay un chico tomando los tiempos con la ya habitual pda, si hubiese habido ahí un punto de evacuación me lo hubiese pensando mucho, esta subida me ha reventado completamente. Tienen un cartel con lo que queda hasta el último avituallamiento , me parece ver que de los 3 km que quedan sólo son 10 m de subida y 300 de bajada , pero claro, bajada de piedras descarto inmediatamente la posibilidad de trotar o hacer algo más que caminar lo más rápido que pueda, en mitad de la bajada un chico francés me pide ayuda para cambiar sus pilas del frontal, le enfoco con el mío y cuando ya le enciende sigue, me da las gracias en francés y como no tengo ni idea de decir “de nada” en francés se lo digo en inglés y sigo. Los 3 km se me están haciendo como 10 cuando empiezo a ver luces del refugio donde está el último avituallamiento, pero veo que el camino baja para luego hacer una subida de unos 300 metros bastante pronunciada, no sé como miden los desniveles pero juraría que ahí hay bastante más de 10 metros de desnivel. Como ya estoy entrando en zona de pistas de esquí, el terreno mejora y consigo trotar hasta el inicio del repecho y subirlo, último repecho pero que largo se hace.

Subida Aux Vents

Llego a La Flégère, último avituallamiento, ahora sí que sí, “solo” tengo que dejarme caer durante algo más de 7 km para llegar. Empiezo la bajada y , aunque el terreno ha mejorado, sigue habiendo muchas piedras, voy despacio no quiero torcerme un tobillo a estas alturas. A falta de unos 4 km para meta, el camino pasa como por medio de una terraza de un merendero (supongo que en una hora más normal habrá gente en la terraza tomando algo y animando, pero a las 6 de la mañana no hay nadie) y entonces si mejora el terreno, vuelve la pista y decido correr hasta llegar a meta. Como hace Miguel cuando ya quiere terminar de entrenar, corre todo lo que puede en los últimos kms. Empieza a clarear y cuando subo las escaleras del paso que cruza la carretera me quito el frontal y el gorro que llevo puesto para el frío, sigo corriendo y aunque tenga la sensación de ir volando, el ritmo debe de ser de 6:30 o así, entro en el pueblo, la plaza y meta. ¡¡Por fin!! (al igual que estarás pensando si has conseguido llegar hasta aquí leyendo esta crónica). El problema de llegar a las 6:30 am es que no está ni el tato, Paula no ha podido venir porque no va a dejar al enano durmiendo sólo en el apartamento para que se despierte y tenga el trauma de su vida. Conforme cruzo la meta y me hago las fotos (le pido a uno de la organización que me saque una con el móvil), hablo con Paula, en los últimos kms no funcionaba bien la aplicación de seguimiento y aparecía parado, así que cuando le digo que ya he llegado se alegra y alivia a partes iguales, quiere venir a recogerme o lo que sea, pero le digo que puedo ir sin problemas al apartamento. Me tomo en la llegada el peor mejor café del mundo y para casa a ducharme y descansar.

Finisher

Durante toda la carrera me he ido acordando de todos los amig@s y compañer@s con los que he salido a entrenar o hablado durante estos meses. Las salidas de asfalto con 40 grados los últimos días con Ladis me han debido de dar una fuerza extra sin duda. La constancia de las salidas intersemanales con Mago se ve que ha tenido sus frutos y las de fin de semana con él y con Miguel durante el año han servido. Aunque desde luego la última salida en Jaca, subiendo el Rapitán con Miguel con salto de valla incluida, es lo que me ha puesto a punto :D.

También me acordé mucho de Ángela y Pierna, con sus salidas por sitios inventados, y los consejos y ánimos de Ángela (te prometo que he ido al gimnasio, aunque poquito).

De los consejos con el material de Grúa, que lo tengo siempre frito con las comparativas, de Migue y sus planteamientos de carreras. De Boni y sus ganas de hacer un jarapalos , de Manolo Guisado y su “te vas a hartar de kilómetros” y de un largo etcétera. Muchas gracias a todos los que habéis dedicado si quiera un segundo en acordaros durante la carrera. Abrir el grupo y ver los ánimos la verdad es que daba un plus de fuerza.

1 comentario

    • Enrique Bocanegra el 08/09/2021 a las 22:12
    • Responder

    Grande Carlos. Toda una inspiración para los profanos. Cuídate y ya me contarás en persona. Ese día pongo yo el café.

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